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Confinamiento, día 88 00:18:57 Confinamiento, día 88 Video Duration : 00:18:57 con Prem Rawat
Confinamiento, día 75 00:22:26 Confinamiento, día 75 Video Duration : 00:22:26 con Prem Rawat

CONFINAMIENTO – DÍA 75

Cuenta regresiva al Programa de Educación para la Paz

 

Prem Rawat:

Hola a todos. Espero que estén bien. He estado ocupado tratando de preparar todo. Muy pronto estaremos anunciando el Programa de Educación para la Paz y estoy entusiasmado con eso.

Pero ya nos estamos acercando mucho al capítulo tres de este asunto del coronavirus. Yo pienso que el capítulo uno fue cuando todo comenzó y la mayoría de los países quedaron asombrados con lo que estaba sucediendo y no hicieron nada.

El segundo capítulo fue cuando se dieron cuenta de lo que estaba pasando y pusieron manos a la obra. El capítulo tres es como ir saliendo, y por supuesto que esto ha sido muy, muy interesante: me doy cuenta de que eso abrirá la posibilidad de que yo viaje.

Por supuesto que esto va a presentar desafíos, yo no voy a tener ninguna reunión en ningún modo en el que pudiera propagarse el coronavirus. Así que estamos viendo qué se puede hacer, cómo se pueden hacer las cosas. Ya le encontraremos solución.

Lo principal es que tú estés enfocado en lo que realmente está sucediendo. Y lo que realmente está sucediendo, les digo, no es este asunto del COVID-19, no se trata de que este virus esté dominando. Lo que realmente está sucediendo es único, ha estado sucediendo desde hace un tiempo pero sigue siendo único, y es que existes, que estás vivo.

¿Qué estás haciendo para atender eso? Ese es el asunto, esa es la pregunta. Porque al atender eso muchas cosas se ponen en orden. ¿Se ponen en orden cómo qué? Como una cantidad de dicha inmensa, una claridad inmensa, un entendimiento inmenso, un enfoque inmenso.

Porque esta existencia, esto de "estar vivo" es más que simplemente hacer lo que el mundo te ha dicho que hagas. Te das cuenta de que haces lo que haces no porque quieras hacerlo sino porque estas son las costumbres, las tradiciones; reglas con las que creciste y cuando eras un niño pequeño simplemente aceptaste.

Tu madre, tu padre te decían: "Haz esto, y si no vete a tu habitación". Y después de un tiempo decidiste que tu habitación no era divertida. "Voy a ceder, haré lo que mi mamá y mi papá quieren que haga”.

Entonces, ¿es esto malo? ¿Es malo ceder a las reglas, a las normas? Por supuesto que no. Tenemos que tener reglas, vamos a tener reglas. Aunque tu regla sea no seguir ninguna regla, esa es una regla. Vamos a terminar con una regla de todas maneras.

Pero hay otro tipo de regla a la que necesitas prestarle atención y no es una regla sino una oportunidad. La oportunidad es que estás vivo y eso significa algo. Eso es lo único. 

Todo este asunto ha sucedido antes. En 1918 la gripe española, luego el virus, el ébola. Tantas cosas, la gripe aviar.

Entonces, ¿vendrán más? Por supuesto. Por supuesto. ¿Sucedieron antes y la gente no lo entendió? Por supuesto. Pero lo que es único es que estás vivo. ¿Y esto cuándo se va a repetir? Nadie lo sabe. 

¿Cuándo vas a regresar? Nadie lo sabe, podrían ser millones de años, podrían ser miles de millones de años. Pero en este momento aquí estás. Existes. Y así es.

El otro día salí y me dirigí hacia las escaleras. Miré hacia arriba y pude ver las estrellas, pude ver la luna. Todavía había un poco de luz, el sol se estaba poniendo. Era hermoso.

Y me hizo pausar y pensar: estos astros, estas estrellas, la luna, todo lo que estaba ahí, han existido y visto... Y no sé si puedo usar el palabra "visto". Porque no creo que haya alguien allá afuera mirando hacia acá y diciendo: "Sí, bueno, ahí está", así que tal vez "visto" no es la palabra correcta.

Pero han estado ahí mientras todos estos dramas se desarrollaban. Hablando geológicamente esto es así. Así nomás, es un segundo. Es un abrir y cerrar de ojos y terminará.

Y en este abrir y cerrar de ojos, ahí estás tú. En tu vida, en tu existencia no se trata del abrir y cerrar de ojos. Se trata de que tú quieres algo, quieres ser feliz.

No voy a entrar a definir la felicidad, pero querer ser feliz, querer estar contento… Y si eliminamos la palabra "felicidad" y decimos "básicamente, quieres sentirte bien". No quieres estar preocupado, preocupado por el mañana, por las consecuencias.

Sino que quieres sentirte vivo, sentirte bien. Deseas poder mirar la luna y admirar su belleza y asimilarla. Deseas mirar el atardecer hermoso, admirar su belleza y asimilarla. Y sentirte parte, porque tú estás hecho de ese mismo polvo del que están hechos la luna y el sol.

Quieres ser libre, quieres liberarte de toda la carga, de todo el peso que sientes que llevas. Y si de alguna manera esta vida pudiera tratarse no del mañana sino de hoy, del lugar en el que pongo en acción mis pensamientos... Cuando convierto esos pensamientos en acciones pasan a ser irreversibles, inalterables.

Yo simplemente quiero sentirme bien, quiero sentir que viví por la satisfacción, que viví por la felicidad, por la alegría, que viví por esas razones por las que vale la pena vivir. Y que entendí por qué estoy aquí. Que no fue un misterio, que no viví en este misterio sino que viví en claridad.

Era obvio. ¿Eh? "Obvio”, esa es la palabra clave, obvio. No que “alguien me lo dijo” y por eso lo creí: "Lo leí en un libro, así que lo creo". No, se volvió obvio, claro. Y vivir esta vida es tan simple, se llena de alegría.

Así que ¿es así para mí todos los días? No. Todas esas otras cosas: “¿Qué va a pasar aquí? ¿Qué va a pasar aquí?, esta persona dijo eso, y esta dijo aquello".

Pero cuando no estoy en eso y tengo ese momento de claridad... ¿Ves?, la claridad no se trata de las horas, la claridad no se trata de los minutos: con un momento basta, porque las consecuencias son largas, los efectos de la claridad son largos.

Puedo sentir que estoy vivo, que vivo. Y ese sentimiento de estar vivo lo veo como el sentimiento más preciado, para mí es importante. Entiendo que mi pequeño mundo gira alrededor de eso, de estar vivo. Entonces lo sé. Entonces entiendo y está bien. Ahora no tengo que buscar... y no me tengo que ahogar en el mar del "por qué".

“Por qué, por qué esto, por qué aquello y por qué eso”. Cuando yo era niño, tal vez comenzó como “¿Por qué, por qué tengo que hacer esto? ¿Por qué tengo que hacer eso? ¿Por qué está la luna, por qué está allí el sol? ¿Por qué es redonda la Tierra?".

Pero no, no y no. Cuando soy mayor todo eso cambia a: “¿Por qué estoy triste? ¿Por qué...?" Pasa de preguntarme "¿por qué la luna...?"

Alguien hizo esa pregunta. ¿Al universo no le importa por qué estoy aquí? ¿Por qué estás aquí?, ¿no sabes? Porque obviamente hay una razón. Esto es lo que debes entender.

La persona escribió, decía: "al universo no le importa". No se trata del universo, amigo mío. Se trata de tú que miras al universo, eso es lo que importa. Esto es lo que se ha hecho posible, no el universo viéndote a ti, sino tú viendo al universo.

De esto se trata. De que yo estoy vivo, de que tú estás vivo. De que nosotros entendamos nuestra existencia. ¡Esta es la belleza, la hermosura, la dicha! Cada día despertar a esta posibilidad. Cada día despertar. Todo lo demás a lo que nos asociamos, todo lo demás que le da sentido a nuestras vidas, eso no es. Eso no es.

Una vez alguien trajo un auto muy costoso y le dije: "Oh, qué lindo auto tienes". A mí me gustan los autos, me interesan. Y la persona me dijo: "¿Yo debería conducir uno de estos autos?". Era un automóvil bastante caro, y dije: “Te ves bien en él. ¿Por qué no? Absolutamente, si eso es lo que quieres hacer, hazlo”.

Pero no se trata de eso. No es esa la razón por la que tu vida es importante. ¿Porque tienes una gran empresa?, esa no es la razón... ¿Hay algún problema en encargarse de una empresa? No. Se trata de todo eso que tú haces pero también de eso que se ha convertido en una posibilidad por el hecho de que estás vivo en la faz de la Tierra.

Entonces, ¿qué es eso? Lo que eres tú, no tus parientes ni tus amigos, sino tú lleno de alegría.

Veo personas que a veces están desoladas porque perdieron todo lo que tenían. Hace mucho tiempo vino una persona y me dijo: "Oh, tengo un problema". Le pregunté “¿cuál es tu problema?" y él dijo "perdí mi negocio".

Le dije: "Dime algo. ¿Naciste con este negocio? Y él dijo: "No, no, lo construí". Entonces dije: "Apuesto a que aprendiste mucho construyéndolo". Él: “Oh, sí, aprendí mucho, cometí muchos errores”. “Bien. Aprendiste mucho, así que vuélvelo a hacer. Hazlo de nuevo, desarrolla tu empresa y asegúrate de no cometer los mismos errores, lo harás más rápido".

Entonces me miró y le dije: "Pero hay algo más. ¿Piensas que estás aquí por esta empresa? ¿Que tu felicidad está asociada con esta empresa? No”.

“Tu felicidad tiene que ver contigo, con los recursos que están dentro de ti. Y si los puedes encontrar, si puedes encontrar la alegría que reside dentro de ti puedes manejar tu empresa y no vas a estar buscando esa cosa que tu empresa no te puede dar nunca. No estarás buscando en este mundo lo que este mundo no te puede dar jamás”.

Y es eso, amigos míos, esa claridad, esa alegría, esa plenitud. En este mundo no hay nada... quiero decir, el mundo puede darte muchas cosas buenas. Los helados son bastante buenos. Ah sí, las samosas, esas son buenas. El pastel de nuez, buenísimo.

Pero hay algo más grande que todo eso y está escondido en cada aliento que respiras en tu existencia. Cuando miras hacia arriba, hacia este universo con asombro, con fascinación: de eso se trata. Cuando puedes volverte hacia el universo interior y decir “guau", entonces captaste. Ahí lo tienes. De eso se trata.

Esa es la verdadera libertad. Libre porque conoces la fuente de tu alegría. Ahora estás en libertad de elegir. Elige sabiamente, mi amigo. Elige eso para lo que fuiste hecho.

Vive tu vida en esa alegría que ha sido posible porque estás vivo. Solo eso, porque estás vivo. Siéntete pleno porque estás vivo. Ve esa claridad porque estás vivo. Conoce esa belleza porque estás vivo. Y libérate de la esclavitud de la ignorancia. La ignorancia de no saber lo que tienes escondido dentro de ti, de no conocer los tesoros que llevas dentro de ti.

Muy pronto estará listo el Programa de Educación para la Paz y se va a presentar. Nuevamente, mirando todos los países que van a comenzar a abrir, viendo la posibilidad de viajar...

Y quiero ir a verlos a todos. Quiero mirarlos a los ojos y verles las sonrisas. Quiero ver sus ojos sonrientes... Eso sería maravilloso. Me entusiasma hacerlo.

Por supuesto, tengo que hacerlo juiciosamente, no quiero que nadie se enferme por esto. Y por supuesto, no debido a algo que yo haya hecho. Sigue siendo lo mismo: "No contagies a nadie y no te contagies de nadie". Hay que tener mucha cautela.

No es gran cosa. Podemos hacer las cosas si sabemos dónde buscar esa alegría dentro de nosotros. Y podrías estar ocupado siendo feliz. ¿Qué te parece? En esta vida, en este mundo deberías siempre, siempre, siempre estar ocupado siendo feliz.

Así que muchas gracias. Espero verlos pronto. Cuídense, manténganse bien, seguros. Y lo más importante: sean.

En Confinamiento, Día 74 00:12:38 En Confinamiento, Día 74 Video Duration : 00:12:38 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 74

Cuenta regresiva al Programa de Educación para la Paz

Un mensaje de esperanza

Ipswich Times Entrevista con Wendy Hughes

Wendy Hughes 
Periodista, Ipswich Times

 Wendy Hughes:

¿Qué es lo diferente en Australia? Sé que hablas en las cárceles, que haces el programa PEP y que has estado en algunos países muy pobres... Pero hay una necesidad de paz en el centro de Australia, en donde las personas están luchando para pagar sus cuentas ¿es válido tu mensaje para ellos también?

Prem Rawat:

Sí, porque venimos al mundo y hay dos cosas garantizadas: una que nacimos y la otra es que un día nos tenemos que ir. Y el drama, el trauma se encuentra entre esos dos muros. 

Y para mí, una vez que entiendes el valor de la vida, el valor de cada día, lo normal sería pensar: "Ahora, ¿cómo puedo aprovechar de esto al máximo?"

Wendy Hughes:

He escuchado el mensaje sobre "La paz es posible" y he visto la gran obra de arte que está en Londres. Me parecen tres breves palabras tan hermosas, ¿no? [Prem: Sí.] Suena hermoso y se ve hermoso, todos los que lo ven deben sentir: “Ah, bueno, esto trae esperanza”. [Prem: Sí.] “Me alegro de haberlo visto en mi vida”.

¿Pero tú realmente piensas que es posible? ¿Que vamos a tener un planeta en paz algún día?

Prem Rawat:

Bueno, vamos a reflexionar sobre esto, esa es una pregunta muy interesante. Lo he pensado y la gente me ha preguntado: "¿Realmente piensas que la paz es posible?".

Bueno, suceden cosas en este mundo que nos hacen pensar que quizás no sea posible. Pero esas cosas que nos hacen pensar que "quizás no sea posible", ¿son cosas que cayeron del cielo o las hemos creado nosotros?

He pensado sobre esto y veo que son cosas que hemos creado nosotros". Así que eso es una buena noticia, porque si las creamos nosotros podemos cambiarlas. [Wendy: Sí.] Y ahí es donde la paz es posible. Porque la búsqueda de la paz proviene de nuestro interior. [Wendy: sí]

Tenemos una larga historia de guerras pero no estudiamos la historia de la paz. En este planeta Tierra ha habido períodos más largos de paz que de guerra.

Wendy Hughes:

¿Por qué se centran las personas en lo negativo? ¿Cómo se logra que todos disminuyan la velocidad cuando nuestras vidas están diseñadas para correr? Tenemos citas y tenemos teléfonos, y todos estamos conectados a esta cosa mayor todo el tiempo.

Prem Rawat:

Bueno, lo que he encontrado es que si nos enfocamos en ti, o en mí... Sócrates dijo hace mucho tiempo: "Conócete a ti mismo". ¿Qué significa eso? Conócete a ti mismo. Conocemos nuestro teléfono, pero ¿nos conocemos a nosotros mismos? Conocemos nuestras responsabilidades, pero ¿nos conocemos a nosotros mismos? Sabemos lo que deberíamos hacer, pero ¿nos conocemos a nosotros mismos?

El asunto es que puedes tener un mapa muy bonito y lo más detallado que puedas imaginar, pero si no sabes dónde te encuentras en ese mapa, ¿cómo vas a llegar a donde quieras ir? Y de eso se trata el conocerse a sí mismo. Una vez que comienzas a conocerte a ti mismo y entender quién eres comienzas a ver tu relación con todo lo que te rodea.

La realidad nunca va a cambiar: naciste un día y un día te tendrás que ir. Y entre estos dos muros existe esta cosa hermosa llamada "vida". El asunto es que eso, un día lo vas a entender, lo harás. Cuando llegues muy cerca de esa pared lo vas a entender.  Porque lo he visto desde que era un niño pequeño. [Wendy: wow… ¿en serio?]

Wendy Hughes:

Parece que has tenido una niñez extraordinaria... [PR: Sí.] No muchas personas en este planeta han experimentado algo así.

Prem Rawat:

Bueno, a los cuatro años ya hablaba de paz. [Wendy: Wow] Me subía al escenario y hablaba a las personas de estas cosas...

Wendy Hughes:

Esto es algo extraordinario. ¿De dónde venía esa inspiración?

Prem Rawat:

Bueno, provenía de dentro de mí. Sentía que había algo más que todas las situaciones , los juegos y todo lo demás. Que todo era mayor de lo que yo podía percibir en ese momento. Y me gustaba, me gustaba que fuera algo hermoso.

Muchos se preguntarán ¿de qué se trata? Pero para mí no era como que yo podía entender de qué se trataba.

Me encantaba la idea de la paz. Si alguien me preguntaba “¿por qué?” no lo podía explicar, pero estaba enamorado de la paz. 

Pero lo que yo le decía a la gente no es muy diferente de lo que digo ahora: que ésta es tu vida, que se te ha dado una oportunidad; es un regalo que se te ha dado. Y de todas las posibilidades que existen, una de ellas es que puedes tener paz en tu vida.

Y aún lo creo. No se trata de creer. Lo . Lo sé, lo he experimentado.

Wendy Hughes:

¿Qué te mantiene haciendo esto todavía,  levantarte todos los días y seguir haciéndolo?

Prem Rawat:

Quizás parezca algo muy pequeño, pero sus consecuencias son muy grandes. Cuando puedes hacer sonreír a alguien porque tienes la capacidad de hacerlo, cuando puedes hacer que alguien piense, cuando puedes brindarle una sensación de alivio a alguien… no todo el mundo puede hacerlo.

Hay personas que pueden cantar, yo no. Hay personas que saben cantar y pueden cantar maravillosamente. Y le aportan algo a la gente. Hay personas que tocan el piano espléndidamente o el violín, o saben pintar. Todo el mundo tiene un don.

El mío es que puedo hacer reflexionar a la persona y que piensen en la paz, sobre la realidad vida.

Esta es una de las cosas que les explicaba. Hay una regla y la regla es: "Si acercas una vela encendida a una vela apagada…" Y esta es la regla: "la vela apagada no apagará la vela encendida, sino que la encendida encenderá la vela apagada”.

Prem Rawat:

De eso se trata, en eso te convertirás: tienes que convertirte en una vela encendida. Muchos de los reclusos que están haciendo por el Programa de Educación para la Paz, luego de graduarse, acaban volviéndose facilitadores del programa para otras personas.

Wendy Hughes:

Sí, es cierto que algunas de esas prisiones se encuentran sobrepobladas, obviamente hay algo que funciona mal en alguna parte, que el resultado sea que las prisiones estén tan llenas. ¿Es la paz algo que también pueda resolver este problema?

Prem Rawat:

Sí, porque creo que la cifra es que el noventa y cinco por ciento de ellos dicen: "Si yo hubiera hecho este programa afuera, no estaría aquí". [Wendy: sí]

Y nos ruegan: "Llévenle esto a nuestras familias". Es el regalo que quieren enviar a sus familiares desde la prisión para que ellos no vayan por el mismo camino y terminen en estas prisiones.

Wendy Hughes:

¿Y a cuántas prisiones has llevado este programa?

Prem Rawat:

Bueno, a cientos de ellas... Cientos y cientos quiero decir, casi mil.

Wendy Hughes

Eso es increíble.

Prem Rawat:

Pero no ha llegado solo a las cárceles, también a los veteranos que vienen de la guerra. Porque ellos llegan a sus países devastados. No los reciben con un paseo triunfal por las calles.

Se dan cuenta de que llegan a un país en donde la gente no tiene ninguna idea de lo que han vivido, de lo mucho que han sufrido, están hundidos. Y se anotan en el Programa de Educación para la Paz.

En Inglaterra... Y en Zonderwater, bueno en Sudáfrica planeamos llevarlo a todas las cárceles. La gente se da cuenta de la diferencia.

Y todo esto lo percibieron en la Universidad de San Antonio, Texas. Porque en San Antonio el Programa de Educación para la Paz estaba sucediendo, y la universidad está muy interesada en monitorear todos los programas. Observaron todos los programas, analizaron las estadísticas y dijeron: “Este programa tiene la menor tasa de reincidencia. ¿Qué está sucediendo?"

Así que terminé yendo a San Antonio y hablé con todos los profesores. Un profesor dijo (esto sucedió en mi segundo viaje): "Lo entiendo. Creo que lo entiendo. Tu mensaje tiene que ver contigo, no conmigo, sino contigo, con el individuo. Conócete a ti mismo. Ningún otro programa se dirige a esto”. 

Porque, cuando llegan los reclusos, ellos culpan a todos los demás: “Oh, estoy aquí por culpa de mi familia, del juez, de la policía, de esto y aquello”, pero no se incluyen a sí mismos.

Este programa hace que se miren a sí mismos, y en cuanto empiezan a mirarse a sí mismos comienza la transformación.

Wendy Hughes:

"Les cae la ficha."

Prem Rawat:

Les caen muchas fichas. Se dan cuenta de muchas cosas. [Wendy: Oh, pero eso es increíble...] Y ese es el poder que tiene.

Wendy Hughes:

Sí. [Prem: Sí.] Es muy hermoso, es genial. Una pregunta más, me dijeron que te gusta la cocina, ¿eres una especie de gourmet?

Prem Rawat:

Bueno, sí, lo hago. [Wendy: ¿Cocinas o...?] Sí, sí, lo hago, sí.

Wendy Hughes

¿Qué tipo de cosas cocinas?

Prem Rawat:

Bueno, conozco lo básico, pero me gusta innovar, crear: “¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo cocinar a mi estilo?". Te contaré una pequeña historia, esta es una pequeña historia linda.

Hay una persona en Sudáfrica que es una gran amiga mía. Y un día me dijo: "Prem, necesito tu ayuda". Y le dije: "¿De qué se trata?" Ella dice: “Me uní a un club de cocina, no sé nada sobre cocinar y tengo que elaborar un platillo..."

Entonces me di cuenta de lo que estaba pasando: me estaba pidiendo que cocinara algo. [Wendy: Sí.] Entonces dije: "Está bien, te prepararé un platillo". Le cociné un platillo, se lo  envié, ella lo presentó bajo su nombre ¡y ganó! Ella ganó el primer premio. La gente lo comía y era como "oh, Dios mío, ¿cuál es la receta?" Y por supuesto, ella no la sabía. [Wendy: Oh, vaya. Qué gracioso...]

Ella me lo contó y le dije: "Bueno, ahora tienes que aprender a cocinar".

Wendy Hughes:

Sí, sí, umm.

Prem Rawat:

Creo que cocinar es muy interesante, porque creo que todos deberían ser conscientes de lo que se ponen en la boca. Ya sabes: dado que Dios ha dado la capacidad de probar, preparemos algo que sea verdaderamente único, que sea tuyo, que tenga tu firma, algo que tú puedas hacer.

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CONFINAMIENTO - 78

CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ

 

PREM RAWAT Y EL PERIODISTA ANTONIO MATEUS

BARCELONA, ESPAÑA

 

ANTONIO:

Bueno, llevas cincuenta años difundiendo un mensaje de paz, llevándolo alrededor del mundo…

¿Qué es lo que no funciona?

PREM:

Sí funciona. Difundir el mensaje realmente funciona y marca una diferencia profunda en la vida de las personas. Lo que no funciona son todos los sistemas de este mundo que le están fallando a la gente, pero la gente sigue creyendo en esas cosas en lugar de comprenderse a sí mismos…

Estuve en Sudáfrica y fue realmente sorprendente. Estuve hablando sobre la paz y la gente llamaba y decía: “No es posible.” Un hombre me dijo: “Tengo una hija pequeña que no ve la diferencia entre blanco y negro, simplemente juega con todos, disfruta”. Esto a veces es algo aprendido.

Y dijo: “Pero la paz no es posible de verdad”. Y le dije: “Espera un momento. Si es un comportamiento que hemos aprendido, también podemos desaprenderlo. ¿Por qué seguimos aprendiéndolo y enseñándolo? Tenemos que desaprenderlo, comprender que todos los seres humanos sobre la faz de la tierra somos iguales”.

Todos tenemos problemas, nuestros problemas no son nuevos. Nadie tiene problemas nuevos. Alguien antes que nosotros tuvo exactamente el mismo problema, se sintió exactamente igual. Y aquí estamos, en esta época, en este momento, repitiendo lo que se ha repetido una y otra y otra vez.

¿Cuándo saldremos de ese círculo? Cuando aceptaremos que: “aquí estoy, estoy vivo, estoy aquí. El bien vive en mí y el mal también.

Una vez que comencemos a romper este hábito que tenemos creo que veremos un nuevo día y podremos tener una nueva valoración por el mensaje que tengo. Porque no soy el único que lleva este mensaje. Es un mensaje que se ha repetido durante siglos en todo el mundo, empezando con Sócrates: “conócete a ti mismo.”

Incluso antes que eso: “hay algo para comprender acerca de cada ser humano”.

Todo ser humano es cincuenta por ciento bueno y cincuenta por ciento malo. Y si solo han nutrido lo malo, entonces eso prevalecerá. Pero si han nutrido lo bueno, eso es lo que prevalecerá.

Tenemos que comprenderlo. No podemos empezar a encasillar todo. Toda nuestra vida eso es lo que hacemos, encasillamos todo. Vemos a un hombre con una cicatriz grande en su cara: es peligroso. Y puede ser la persona más dulce del mundo. Pero no es eso lo que vemos, solo vemos la cicatriz.

Vemos a alguien que es alto, a otro que es más fuerte que nosotros, a alguien que es más débil que nosotros. Todo el día estamos encasillando, encasillando, encasillando.

Somos seres humanos y estamos en este mundo. No somos mejores que un león. Ni mejores que una jirafa. Una jirafa puede hacer cosas que nosotros no podemos. Un león puede hacer cosas que nosotros no podemos hacer. El león tiene una ventaja: él es feroz, fuerte, pero cuando está satisfech, se va, deja de ser agresivo, se echa y se queda tranquilo. Nosotros, cuando estamos llenos seguimos queriendo más.

Hacer guerras cuesta mucho dinero. La guerra no es gratis. Se requieren armas, entrenamiento para usarlas, hace falta mucho esfuerzo para entrar en una guerra. Para la paz no tienes que hacer nada. No cuesta dinero y realmente no tienes que hacer nada, tan solo permitir que los seres humanos sean ellos mismos, dar a cada uno un poco de espacio y dejar que exista la bondad. Y todo funcionará.

Pero todas estas cosas que suceden, el terror, el miedo. Siempre han actuado en nosotros. El miedo al cielo y el miedo al infierno. En realidad debería decir “la fascinación con el cielo” y el miedo al infierno. “Si haces esto te irás al infierno.” ¿Te irás? ¿Adónde irás?

¿Qué es el infierno? Cuando no estás en el cielo, eso es el infierno. ¿Y cuando estás en el cielo? ¿Qué está sucediendo? Que estás en la luz, estás comprendiendo a tu propio ser. Has mantenido viva la bondad. Ha prevalecido la valentía en lugar del miedo. Ha perdurado el conocimiento en lugar de la ignorancia. Amas la claridad. Primero piensas, luego actúas….

Porque en este mundo, la mayoría primero actúa y después piensa. Cuando voy a las prisiones y hablo con las personas que están encarceladas les digo: “¿Recuerdas? Primero actuaste y ahora estás pensando, y vas a pensar durante mucho, mucho tiempo.”

Pero si tan solo hubieras pensado antes, y después hubieras actuado no estarías aquí, sentado, pensando y pensando y pensando.

Entonces, las posibilidades existen. ¿Pero por qué no está perdurando la bondad? ¿Por qué no perdura la comprensión? ¿Por qué no mantenemos vivos los elementos que nos van a ayudar a enfrentar los problemas que tenemos?

Estos problemas que tenemos no nos han caído del cielo, estos problemas los hemos creado nosotros. Todos los problemas que ves son en realidad creados por nosotros.

Lo bueno de esto es que, como los hemos creado nosotros, nosotros podemos deshacerlos. Existe esa posibilidad. Pero hace falta conciencia, hace falta valentía. Hace falta entendimiento, hace falta claridad para hacerlo.

ANTONIO:

A lo largo de estos cincuenta años has conocido a muchos líderes, seguramente has perdido la cuenta. ¿Ves que la mayoría tiene algo de esa sabiduría, o tu evaluación no es muy positiva?

PREM:

Recuerdo a una persona, pero no era un líder, era un granjero.

ANTONIO:

¿Recuerdas a uno?

PREM:

Si alguien me preguntara: “En tus cincuenta años, además de tu padre, tu familia, tus amigos o las personas que conoces y con las que hablas siempre, ¿hay alguien a quien hayas visto solo una vez, por un tiempo muy corto y que aún le recuerdes?”. Sería ese granjero.

Iba conduciendo en India, habían cargado el almuerzo pero olvidaron cargar el agua. Así que comimos el almuerzo y nos dio mucha más sed, hacia realmente mucho calor afuera.

Entonces vimos a este granjero al costado del camino. Estaba tirando en el agua su odre, su bolsa de cuero, y la sacaba llena de agua y regaba sus plantas. Fuimos hasta él y le pedimos si podía darnos un poco de agua.

El hombre fue tan bondadoso, dijo “si por supuesto, claro que sí.” Y nos dio agua. Luego dijo: “Ven, ven, tengo una pequeña choza por ahí y tengo un poco de pan seco y unos picles. Es todo lo que tengo, pero quiero ofrecértelo.”

Su bondad, su amabilidad… Ahí estaba yo, en mi automóvil, obviamente yo tenia mejores ropas que él, pero su amabilidad… Él sabía que yo también era un ser humano, que podía tener hambre, y me ofreció lo único que tenía.

Obviamente le costaba mucho trabajo conseguir ese pedacito de pan y hacer esos picles, pero los regalaba libremente, eso que yo diría que es probablemente lo más valioso para él, pero lo daba sin problema. Generosidad.

Yo era muy joven cuando esto sucedió pero nunca lo he olvidado. Y cuando hablo de él, lo veo. Sé que está muerto ahora, ya era viejo entonces, pero él nunca morirá porque vive en mí. Está vivo, está bien.

Viajo por el mundo y veo esa bondad. Cuando el bien está presente, qué bueno, qué bello puede ser todo.

ANTONIO:

Entonces, si dedico mi vida a hacer feliz a quienes me rodean, tengo más posibilidad de ser feliz que si trato de buscar mi propia felicidad. ¿Te adhieres a esa forma de pensar?

PREM:

Dependemos de otras personas para cierta clase de felicidad. Eso es verdad. Cuando un padre llega a casa y su hijo corre hacia él diciéndole: “papá, papá, que lindo verte, te quiero tanto.” O su esposa está esperando y dice: “qué lindo verte” o tus amigos dicen: “qué lindo verte”

Pero la felicidad real viene de ti, tu felicidad en realidad viene de ti. Los demás no pueden ser el catalizador. Porque si los demás son el único catalizador de esa felicidad y por alguna razón desaparecen, por lo que sea, te vas a encontrar muy solo.

Siempre digo que, si un hombre no puede caminar bien por lo que sea, usa muletas. Si le sacas esas muletas se caerá. De verdad, tienes que aprender a apoyarte sobre tus propias piernas, no sobre muletas.

Confiar y hacer todo lo que haces externamente, querer a las personas, no tiene nada de malo. Aceptar su amor no tiene nada de malo. Pero hay un amor dentro de ti en este tiempo que estás aquí, en el que estás vivo. Tienes que comprender ese amor. Tienes que aceptar ese amor.

Estás vivo, esta es tu verdad. Es lo que realmente está sucediendo en tu vida. No es tu negocio ni tu trabajo, nada de eso. Es que estás vivo. Naciste y un día vas a morir.

ANTONIO:

Tú has estado, como ya dijimos, medio siglo difundiendo tu mensaje de paz alrededor del mundo. ¿Qué es lo que te impulsa?

PREM:

Lo que me impulsa es mi corazón. Es mi corazón. ¿Y qué es el corazón? Es el lugar donde reside la claridad, donde está la valentía del ser humano. Es donde reside la divinidad en el ser humano, es ese lugar. Puede que no sea un lugar físico, pero es la combinación de todo lo bueno que hay en mí, donde perdura lo bueno en mí.

Estar vivo no es complicado. Ser feliz no es complicado. Mirar hacia adelante en tu vida, tener valentía, tener esperanza, tener belleza en tu vida no es complicado, no lo es. Vivir en paz no es complicado.

Lo complicado es la guerra. Tienes que alimentar la codicia, tienes que alimentar la inconsciencia, tienes que crear armas, crear países, tienes que dictar reglas, construir prisiones. Tiene que haber personas importantes y otras personas que no son importantes. Tienes que hacer tanto para llegar al punto en el que estamos hoy.

Y si un ser humano puede comprender que es humano, que existe bondad en su interior, que el bien habita en su interior… y que no tienes que hacer nada, no tienes que crear armas para la paz, no tienes que inventar guerras para que haya paz. Es sencillo, es todo lo que tienes que hacer.

Hubo una vez una competencia entre el viento y el sol. El viento dijo: “yo soy más poderoso”. El sol dijo: “yo soy el más poderoso”. Entonces decidieron hacer una competencia.

El viento dijo: “Yo voy primero. El desafío es que, ahí está ese hombre caminando por la calle, y quien pueda hacer que el hombre se saque su chaqueta, ese gana.”

Entonces, el viento empezó a soplar, y soplar, y soplar. Y el hombre se aferraba más y más a su chaqueta. Soplo con más fuerza, y más se aferró el hombre a la chaqueta. El viento soplo más aun, y más se aferró el otro a la chaqueta.

Finalmente, el viento se rindió, miro al sol y le dijo: “Bien, ahora es tu turno.” Y el sol simplemente brilló, dio más calor hasta que el hombre se quitó la chaqueta.

¡Para mí esa es nuestra naturaleza! ¡Eso pasará! Si esa luz entra en nuestras vidas, si permitimos que esa luz brille, esto es lo que sucederá. No es nada complicado, de verdad no lo es.

En Confinamiento, Día 77 00:14:54 En Confinamiento, Día 77 Video Duration : 00:14:54 con Prem Rawat

Confinamiento – Día 77

CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ

La necesidad de paz

Prem Rawat habla con voluntarios del Cuerpo de Paz que cuenta con más de tres millones de miembros en Malasia.

 

Como ser humano tengo una necesidad. Y esa necesidad es estar en paz.

Así que, cuando nos olvidamos de lo que es fundamental para nosotros, ¿qué ocurre? Perdemos el equilibrio. Les contaré una breve historia. Las historias son bonitas.

Había una vez un mago muy poderoso, un hechicero que no tenía hijos propios y su esposa siempre le pedía: “Sería lindo que alguna vez pudiéramos tener un hijo”. Pero no ocurrió.

Un día, el hechicero iba caminando por la calle y se encontró un ratoncito que estaba herido. Lo recogió, se lo puso en la mano e invocando sus poderes convirtió el ratoncito en una niña pequeña muy hermosa. Le llevó la niña a su esposa y le dijo: “ya que siempre me estás pidiendo que traiga un bebé, hoy lo he hecho. He aquí una hermosa niña para ti”.

Ella se enamoró del bebé y él también. Con gran dedicación criaron a esta hija, la cuidaron, le dieron una gran educación y ella resultó increíblemente dotada. Cuando creció, no solamente era muy bella sino que también era muy sabia, muy culta y de una naturaleza muy bondadosa y agradable.

Un día, el hechicero se le acercó y le dijo: “Querida: ha llegado la edad de casarte. ¿Con quién te gustaría casarte?” Ella lo pensó y dijo: “bueno, ¿cuáles son las posibilidades?” y el hechicero dijo: “Le llevaré la propuesta a diferentes personas y te contaré lo que me dicen”.

Así que se dirigió a la poderosa montaña y le dijo: “¿te gustaría casarte con mi hija?” y la poderosa montaña dijo: “Ay Dios mío, la he estado observando y es tan hermosa, tan inteligente, tan bondadosa, tan maravillosa… ¡Me encantaría que fuera mi esposa!”

Le llevó la propuesta a la hija: “Querida hija: A la montaña le encantaría casarse contigo. Es poderosa y fuerte… ¿te gustaría?” y ella dijo: “No, la verdad es que no.”

Se dirigió al océano, le propuso al océano y el océano dijo: “Ah sí, la he visto, es preciosa. Me encantaría casarme con ella”. Le llevó la propuesta a su hija… “No. No me quiero casar con el océano”.

Se dirigió al rey quien le dijo: “Ah sí, he oído de su belleza. Me encantaría casarme con ella”. “¿Quieres casarte con el rey? Vivirás como una princesa el resto de tu vida.” “No. no me quiero casar con el Rey.” “¿Y con el príncipe, o con el emperador?” Se le presentaron todas estas propuestas y ella dijo “no, no, no y no”. Y ahora, el hechicero desconcertado le dice: “Te he traído todas estas propuestas increíbles y las ha rechazado todas. ¿Hay alguien, alguien con quién quieras casarte?”. Justo en ese momento pasaba un ratoncito corriendo, ella lo vio y dijo: “Si. Con eso.”

El hechicero se dio cuenta de quién era ella… Aunque él la había transformado en un ser humano, la había educado y todo, ella no se había olvidado de quién era. Su naturaleza seguía siendo la misma a través de todas las diferentes situaciones. Su naturaleza no había cambiado y cuando vio al guapo ratoncito le resultó mucho más atractivo que la montaña, el rey, el príncipe, el emperador, el océano y todo, porque esa era su naturaleza.

Entonces, la moraleja de la historia es que vivimos en este mundo, la tecnología ha cambiado, muchas cosas han cambiado, pero nosotros seguimos siendo seres humanos. Seguimos siendo seres humanos. El tema aquí es: “¿Qué es un ser humano?”.

Cuando hago esta pregunta por el mundo, uno pensaría que cada ser humano te diría exactamente qué es un ser humano, ¿verdad? Pero no es así, porque los seres humanos se han olvidado de quiénes son. Y no solo se han olvidado de quiénes son, sino que se han olvidado de cuáles son sus verdaderas necesidades. ¿Cómo es?

Tienes que comprender la diferencia, entre “necesidad” y “deseo”. La necesidad es aquello sin lo cual no puedes existir. Lo necesitas. Necesitas aire, necesitas calor, alimento y agua.

La televisión es un deseo. Sin aire morirás. Si no ves la televisión no te vas a morir. Pero, en nuestra sociedad, hemos cambiado tanto mentalmente que pensamos que “si no puedo ver la televisión me moriré”.

Le damos todo el valor, toda la importancia, al igual que el mundo se la da, a todo lo que hacemos, pero no le damos importancia a lo que verdaderamente comprendemos.

Así que cuando alguien como yo viene y quiere hablar de la paz, yo creo que es algo triste, porque yo no debería estar hablando sobre la paz. Eso debería ser algo que la gente ya supiera, que la paz es una necesidad y sin ella no puedes tener felicidad. Y sin felicidad, salud y dinero no puedes tener prosperidad. La prosperidad no es solo una cosa.

Y para nosotros, sobre la faz de la tierra, el desafío es ponernos en contacto con lo que fundamentalmente somos. No con quien queremos ser, porque es allí donde nos hemos perdido.

Es igual con la paz. La gente cree que hay que traer la paz de otro lugar. Las personas me dicen: “Estoy buscando la paz”, y yo les digo “no la encontrarás”. ¿Por qué no encontrarás paz si ya la estás buscando? Porque ya la tienes.

Puedes buscar donde quieras buscar, porque la suposición es que “la paz no está en ti” y esto es lo que inspira la búsqueda. Pero la suposición es equivocada porque la paz está en ti, el bien esta en ti, el mal está en ti, lo correcto está en ti, lo incorrecto está en ti.

La gente dice: “Hay tantas cosas malas sucediendo en este mundo, ¿cómo es posible?”. Y yo les digo: “Si, hay cosas malas sucediendo en este mundo pero en cada ser humano también está el bien y eso no ha sido alimentado, no ha sido regado, no ha sido cuidado”.

Así que, esa es la situación del mundo. Pero… ¿y tú? Somos seres humanos y nuestra naturaleza no es sólo el dinero sino que es la bondad, la generosidad. Nuestra naturaleza es amar, sentir, comprender. Y esos son los regalos que puedes dar no sólo a ti mismo, no solo a tus semejantes, los seres humanos, sino a tu familia y a quien quieras.

Y lo hermoso acerca del regalo de la generosidad, el regalo del amor, el regalo de la bondad, de la comprensión, es que cuanto más lo das más recibes. Porque solo crecerá, no disminuirá.

Con el dinero no es así: cuanto más dinero das menos te queda a ti, por eso todo el mundo trata de guardárselo. Pero el regalo de la comprensión y del amor, cuanto más lo compartes más tienes.

La paz comienza contigo, es así de sencillo: la paz comienza contigo. Con que tú comprendas quién eres. No se equivocó Sócrates al decir “Conócete a ti mismo”. Conocer quién eres.

Esto es todo lo que quería decir, porque también va a haber una sesión de preguntas y respuestas.

Individuo:

Sospecho que hay una relación entre todos estos problemas de los que hablamos y la paz.

¿Quizá nos puedes decir cómo se relacionan entre sí?

Prem Rawat:

Sucede que el sol no conoce la noche. La oscuridad no conoce la luz, la luz no conoce la oscuridad. Si la paz estuviera relacionada con estos problemas, la paz no tendría ninguna oportunidad, pero se eleva por encima de los problemas y no tiene nada que ver con ellos, porque estos problemas, vienen y van.

Las personas tienen problemas, se olvidaron de cargar sus teléfonos móviles. Hace 300 años las personas no tenían ese problema. Así que no entendemos que cada vez que resolvemos un problema, creamos otro.

Pero para mí, gracias a Dios, los problemas están en un nivel y la paz está en otro. La paz no va a tocar nuestros problemas y gracias a Dios estos problemas no van a tocar a la paz. Conservará su pureza. Conservará su pureza.

Es como el agua. Puedes ensuciar el agua muchísimo, pero encontrará la manera de purificarse sí misma. Esta es una cualidad el agua. No la puedes quemar. Si intentas hacerlo se evaporará, se convertirá en vapor, se mezclará con el aire y tendrá lugar el proceso de enfriamiento adiabático: tienes una nube que se convierte en una tormenta, purifica el agua y llueve. Se puede purificar a sí misma, esa es su cualidad.    

Y si te conocieras a ti mismo, te darías cuenta de que no tienes que estar en la cloaca de los problemas, que tú no eres tus problemas. Eres otra cosa, algo diferente, y tus problemas están en un nivel completamente diferente.

La inconsciencia traerá problemas. La conciencia elimina los problemas y la paz bailará en el corazón de cada ser humano, esperando a que la inviten a presentarse, porque la paz será el mayor logro del ser humano. No ir a la Luna y a Marte. La paz será el mayor logro del ser humano.

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